Imaginamos que ya tenéis una ligera idea de quienes son las famosiiiisimas Monster High, y si no, dejadnos que os lo expliquemos
aquí. Bueno, pues hace unas semanitas fue el cumple de nuestra preciosa Jacqueline y... ¿adivinais como quería la tarta?
Desde siempre la ilusión de toda niña era ser una princesa con un vestidito rosa y corona y cetro todo incluido, pero ahora todos sus pensamientos van encaminados a ser una vampiresa supermegaguay "osea tía!", las barbies y las nancys han sido destronadas por unas divinisimas monstruitas, las Monster High.
Y nosotras consintiendo a una de las pequeñajas de la casa, no pudimos resistirnos a su petición, así que para celebrar el cumple con sus amiguitos le hicimos una fantástica mesa de dulces tematizada.
En la mesa pusimos unas deliciosas galletas de mantequilla aromatizadas con vainilla y decoradas con la inicial de su nombre y el numero de añitos que cumplió.
También horneamos y decoramos unos cupcakes, esta vez, decidimos probar una receta totalmente diferente que nos quedó espectacularmente sabrosa. La receta parecía un poco arriesgada para un cumpleaños infantil ya que eran unos cupcakes de frambuesas y queso en crema con merengue suizo, pero a los peques pareció gustarles bastante y a los mayores ya ni os contamos...
Para complementar la mesa también pusimos unas piruletas de galleta y unos bocaditos de merengue a modo de chucherías.
Y como la niña no se decidía con el sabor que quería para su tarta, nosotras una vez más cedimos a complacerla haciendo una tarta de dos pisos. ¡¡En que líos nos metemos nosotras!! ¿Una tarta de dos pisos? ¡Si todavía no habíamos hecho ninguna! Pues nada, por las peques lo que sea, así que a ello nos pusismos. El piso de abajo lo hicimos de bizcocho de vainilla relleno de buttercream de frutas del bosque, y el piso de arriba de chocolate con relleno de butercream de nocilla, una suculenta muerte por chocolate ;)
El día del cumpleaños fue una odisea, bueno mas que la Odisea parece que fue el día del Dilubio Universal, ¡como llovía! y nosotras con todo preparado para montar la mesa de dulces en la monisima terraza de un barecito del barrio ¡ainsss! Menos mal que había una coqueta carpa para intentar resguardarnos de la lluvia, y decimos intentar puesto que llovía tanto y tan fuerte que alguna que otra gota se coló y casi ahogan literalmente a nuestras galletas.
Pero bueno, tampoco había mucho de que preocuparse porque los dulces desaparecían a tal velocidad en las manos de niños y mayores que no dieron tiempo a que la lluvia estropease nada, ¡bieeeeen!